domingo, 16 de junio de 2013

Palabras moribundas

¿Cuánto hace que no escucha la palabra sobaco? Todavía hay algunas que ponemos en nuestra conversación, sin embargo, hay otras que están moribundas. He leído un libro escrito por Pilar García Mouton y Alex Grijelmo (españoles) en el que cuentan de las palabras que pasaron por nuestras vidas pero ya no están. Hace tiempo que no escucho "pelafustán", como decíamos de ese hombre holgazán que quería aparecer como importante. Ni que a esa mujer que anda con bikinis y se le ve la "verija". Que en esa casa llena de trastos viejos lo que hay es "cachivaches". "Ajito", ese que padece de indigestión tiene ahora una definición médica. Y ni qué decir de "albricias" de origen árabe que se usaba con la alegría de recibir buenas noticias. La farmacia era "botica". Darle vueltas al pensamiento, a algo que nos tenía preocupados era "cavilar". El hombre de extrema elegancia era un "dandi", y las "dulcerías" ya no son donde sólo se vendía dulces, ahora se venden pasteles, confites y otras tantas cosas.
Me dio risa comprobar que ya no hay "elepé", que era un disco de larga duración (todavía tengo algunos), ahora lo que hay son CD, y dentro de poco habrá otras cosas. Y de las "enaguas", esas que usábamos las mujeres bajo el vestido para que no se nos viera lo que no habríamos de mostrar, ni hablar. Ya no se usan. Al "matiné", como se llamaba a las películas en las tardes domingueras, ni mencionarlas. ¿Y "pasquín"? Aunque todavía se usa ese anónimo satírico, y mucho, se le llama ahora "panfleto". Pero ya, aunque a la gente le dé un "patatús", se le dice desmayo. A ese toca-discos que les decíamos "pickup", mejor dicho "picó", ya no se sabe dónde fue a parar. "Piscolabis", que era comerse un pedacito de algo, ahora se le dice aperitivo. "Postín", que era darse importancia, caminar con donaire y vestir bien bonito para aparentar riqueza e importancia, cambió para boato, alarde y ostentación. "Pulóver", cambió para jersey. "Rasurar", se movió para afeitar.
Pero "letrina", aunque todavía se usa en los campos y zonas de baja categoría social, es bathrrom o sanitario. En las cartas se usaba "su seguro servidor", y de eso ni sombra. "Talabartero", como era mi abuelo paterno, quien hacía sillas de montar caballos y correas, ya no existe. Y las "frisas", esas mantas peludas que se usaban en la cama para cubrirse del frío ahora son frazadas. Y ya no se ponen "lavativas", ni "enemas", hoy tienen un nombre científico. La leche ya no se vende en las "lecherías", hoy la encuentra en colmadones, supermercados y en cualquier esquina. En los juegos infantiles se usaba "mancar", que era no llegar a alcanzar la meta. Y "marimanta", que era una figura que daba miedo, tampoco existe.
Ya usted ve, la vida va cambiando y con ellas las palabras, los términos, las expresiones, lo que queremos y cómo pensamos. Solo los que llegamos más allá del otoño de la vida tenemos presente esas cosas. Son recuerdos. De los que uno se ríe al mencionarlos. Los de hoy, al llegar a su pasado-meridiano, tendrán también sus palabras moribundas.
Denver, Colorado
La vida va cambiando y con ellas las palabras, los términos, las expresiones, lo que queremos y cómo pensamos.

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