lunes, 4 de febrero de 2013

Los medios y la presunción de inocencia


La Opinión Pública, en muchas ocasiones, logra influenciar al Estado, en especial a las autoridades judiciales...
El autor es mayor general retirado de la Policía y periodista. Reside en Santo Domingo.-
Desde el surgimiento de las primeras civilizaciones humanas, las sociedades han sido influenciadas por la opinión pública. Muestra de ello, eran las condenas que recibían los esclavos y gladiadores en las arenas romanas, pues la decisión de si los perdedores debían morir o vivir era influenciada a través de las aclamaciones que hacían los espectadores de dichos eventos.
Otro caso es el de los administradores de las provincias de Babilonia: Sadrac, Messac y Abednego, amigos de Daniel, que los condenaron a morir en el horno de fuego por demanda de los astrólogos, cuando los jóvenes no se inclinaron ante la estatua erigida al rey Nabucodonosor.
Pero el caso más importante de la historias es la condena de Jesucristo, en la cual, la muchedumbre influenció a Pilatos y a los sacerdotes que tenían la facultad de condenar o de liberar a los imputados. Gritaban: “¡Suelten a Barrabas!”; un imputado confeso y condenado, revertiendo el castigo de morir en la cruz a Jesucristo, que era un inocente.
En los tiempos actuales son innumerables las condenas, solicitud de pena de muerte, cadena perpetua y de sentencias en las calles que piden muerte en el acto; es que a diario gritamos: ¡crucifíquenlo! y con ello revivimos la condena a Jesucristo.
La Opinión Pública, en muchas ocasiones, logra influenciar al Estado, en especial a las autoridades judiciales y, por supuesto, a la sociedad en general. Lo cierto es que siempre emite juicios, acusaciones, y trata, inclusive, de demostrar culpabilidad violando con ello el derecho de la Presunción de Inocencia.
Este hecho podemos verlo a diario, principalmente en los procesos penales, donde muchos imputados, cuya culpabilidad todavía no está definida por un tribunal, son sentenciados en un “juicio previo” por los grandes usurpadores del aparato judicial, jueces y fiscales de todos los casos públicos: los medios de comunicación.
En el mes de diciembre, de 2007, se celebró en Portugal la “Conferencia Anual de la Abogacía”, con el tema: “La Presunción de Inocencia y el Poder de los Medios de comunicación, a Debate”. En dicho encuentro participaron destacados periodistas y abogados europeos donde concluyeron lo siguiente:
“La prensa tiene una forma de transmitir el problema en la que el sospechoso es igual a culpable, la presunción de inocencia es un mito, por el contrario, si hay una presunción es de culpabilidad. En ocasiones, los abogados intentan presionar para publicar una u otra información, puesto que puede influir en el proceso. Se necesitan grandes dosis de educación y respeto para que la presunción de inocencia no sea una presunción de culpabilidad. Nadie puede ser condenado sin ser juzgado”.
Todos coincidieron en la influencia que los medios de comunicación ejercen en los jueces, pues los jueces son seres humanos y como tal son influenciables.
Esta situación violenta el derecho de presunción de inocencia, es preocupante y por ello es necesaria la autorregulación y un mayor rigor en las informaciones para no someter a los imputados a un juicio público paralelo al que se desarrolla en los tribunales, que es el único que debe concluir en su inocencia o culpabilidad. Aclararon que el derecho de presunción de inocencia es un principio sagrado de todo ciudadano, que no puede ser vulnerado por un juicio popular mediático.
La presunción de inocencia es una cuestión de educación, se debe inculcar el respeto de este principio desde el inicio de la educación en el colegio.
El artículo 14 de nuestro Código Procesal Penal señala la Presunción de inocencia. “Toda persona se presume inocente y debe ser tratada como tal hasta que una sentencia irrevocable declare su responsabilidad. Corresponde a la acusación destruir dicha presunción”.
Por su parte, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 11.1, proclama que: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa”.
“La Convención Americana de los Derechos y Deberes del Hombre”, también en su artículo 8.2, consagra que: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad”.
Visto este marco jurídico, queda claro el principio de derecho de presunción de inocencia, el cual debe ser respetado, protegido y defendido por el Estado y lo más importante: se necesita que los medios de comunicación se sumen a ser garantes de ese derecho y no hacer lo contrario.
De acuerdo a Noam Chomsky, regularmente, la opinión pública se expresa sobre el papel que le corresponde desempeñar a tal o cual acusador público en causa penal. Normalmente, lo hace sin conocer el tema. Suele decirse, probablemente por intuición, que los fiscales deben solicitar penas máximas, que los jueces deben sentenciar en culpabilidad, etc.
Ana María Salazar plantea que los medios de comunicación deben constituir una invaluable herramienta de las sociedades para servir como contrapeso, como control social, como cronistas y, eventualmente, como defensores del pueblo, sin abusar de su derecho de libertad de expresión, no pretendiendo ser jueces o fiscales, y respetando siempre los derechos de los demás. 

Mateo. 7, 1-6
No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano
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